miércoles, abril 22, 2009



¿Podré decir "dame tu mano" un día?
Podré decir "todo está bien, por fin
todo está bien", un dia?
Noche tras noche te he esperado
tras desprovistos cuartos de ciudades
circundadas por ríos,
con la mirada sigilosa
fija en el techo y una dura mano
de soledad asida a la garganta.

Te esperé, amor, en plazas recorridas
por opulentos mediodías, mientras
se inundaban de tí los soportales
y, descalzo en la piedra, tú cruzabas
sin mirarme siquiera.

Me apoyaba en columnas protectoras
para esperarte. Me apoyé en antiguas
almenas, para verte
llegar desde más lejos.
Me apoyé sobre arenas soleadas,
por si era acaso el mar quien te traía.
Acaricié mejillas falsas, falsos
labios en flor, que se desmoronaban
cuando apenas el botón se entreabría.

Y hoy, en una ciudad
desconocida, en una transitoria
habitación, de nuevo te pregunto
si te podré decir:
"Dame la mano" un día.
Entre unas sábanas extrañas, entre
una tristeza demasiado grande
para una sola vida, escucha, escucha,
después de pasear sin compañía
por la orilla de un lago - tú comprendes-
quiero saber si yo tendré derecho
a decir una vez: "He aquí que llega
finalmente mi parte de alegría"

Porque si no, responde:
¿para qué tantos lagos y secretas
estancias, para qué tantas ciudades
circundadas por ríos? si no, amor,
¿para qué tanto abril y tanta vida,
tanta pasión sin fruto y sin respuestas?

A. Gala