viernes, julio 10, 2015


 II
Tienes la maldad fría y sutil del veneno,
sabes la muerte lenta que dan los infierno,
y sabes además que por eso te quiero!
Amargas el brebaje que tienes con los celos,
echas sal en mi pan y en mi goce echas miedo
y sazonas el filtro del amor porque muero!
Aprendiste a hacer deseables el infierno,
sabes hacer amable la caricia del fuego
y sabes el secreto de hacer mi amor eterno!
Conoces la manera de ceder el deseo
para que sus raíces no perezcan sin riesgo
y eternizar el río sediento de mis besos!

IV
Copa de cristal pulido
bebo, bebo y no me embriago,
con sabor a corazón
y sabor divino a labios.
Bacante soy de una orgía
deliciosa y no me exalto.
Ruedan abiertas las rosas
sobre mi corpiño intacto
y yo bebo y bebo más
el licor que sabe a labios.
Maravilloso licor
del que ya he bebido tanto
sin que se alteren mis venas,
sin que en mi mente haga estragos.
Centella, como dos
ojos negros en mi vaso,
prende infinitas antorchas
en mi corazón helado
y arrastra mi pensamiento
hacia caminos fantásticos.
Bebo, y no estoy ebria no.
Muerdo el cristal de mi vaso
y hago trizas los espejos
que miran y estoy mirando.
Me sumerjo en mi licor
como en olas de cobalto
y aunque bebo, no me estalla
roto el cerebro en pedazos...
Disuelvo mi pensamiento,
licor con sabor a labios
y en tus olas de emoción
toda la voluntad deshago.
Centellar los ojos ardientes,
aunque muero, no me embriago,
y aunque he disuelto mi vida
en la copa de tus labios!
V
Junto a mi vera un camino,
y aquí tranquilos mis pies
y no me llevan consigo!
Me incita a mi lado el mar
y un barco a la vela presto
y no me voy a viajar.
Me consumo deseando,
y tu boca guarnecida
de besos, aquí a mi lado...!
Pero entre mi alma y tu alma
hay una pared muy alta...
Tú sabes como se llama!
María Monvel


DESEO 
Amarte con un fuego duro y frío.
Amarte sin palabras, sin pausas ni silencios.
Amarte sólo cada vez que quieras,
y sólo con la muda presencia de mis actos.
Amarte a flor de boca y mientras la mentira
no se distinga en ti de la ternura.
Amarte cuando finges toda la indiferencia
que tu abandono niega, que funde tu calor.
Amarte cada vez que tu piel y tu boca
busquen mi piel dormida y mi boca despierta.
Amarte por la soledad, si en ella me dejas.
Amarte por la ira en que mi razón enciendes.
Y, más que por el goce y el delirio,
amarte por la angustia y por la duda.
Xavier Villaurrutia