miércoles, febrero 14, 2007


Se han unido la hora, el piano, y tu cuerpo,

para hacerme morir de nostalgias fragantes...

¡qué me importa la vida, por cogerte una estrella

rodaría a un abismo de dolor y verdades!


¡Y has mustiado mi frente con la música triste

de la nieve y del luto del piano y tu carne...

con tus armas de seda, de perfume y de llanto,

te daría cien almas que pudieras quitarme!


...La sonata se extingue... Por la abierta ventana

entra un rosa encendido de caída la tarde,

y tus manos se abaten cual palomas heridas

y el piano parece que se tiñe de sangre...


J.R.Jiménez

lunes, febrero 12, 2007

Un libro interesante:


aprile, pino, tiene razón !

No cometeré el error de mejorar lo inmejorable. Las opiniones de Pino Aprile, sintetizadas en un artículo y un diálogo que abajo reproduzco. al fondo, muy recomendabilísimo enlace relacionado, sobre Carlo M. Cipolla. Aprovecho para especificar, de tan amable soy, que el apellido de mi ilustre colega significa Cebolla.

LOS INTELIGENTES CREARON EL MUNDO
Y LOS IMBÉCILES DISFRUTAN DE ÉL

El periodista y escritor italiano Pino Aprile ha presentado el libro Elogio del imbécil en el que reflexiona sobre el auge de la estupidez humana frente a la inteligencia, que al final terminará por extinguirse.

Elogio del imbécil. El imparable ascenso de la estupidez, responde a preguntas como ¿por qué hay tantos imbéciles en el mundo?, o ¿a qué se debe que el primero en ascender sea, invariablemente, el más idiota de la oficina?.

Aprile, para defender su tesis sobre el final de la inteligencia, señala en clave de ironía que la inteligencia que salvó al ser humano de su extinción ha agotado su función, los inteligentes han construido el mundo, pero quienes lo disfrutan y quienes triunfan en él son los imbéciles.

El libro, que esta prologado en su versión española por Tonino, surgió de una conversación con el premio Nobel (medicina 1973) Konrad Lorenz, a quien entrevistó en su casa de Viena cuando ya era muy anciano, aunque la idea ha estado parada quince años, comentó el escritor.

El autor realiza una serie de reflexiones que se resumen en varias "leyes" la primera sobre el fin de la inteligencia:

  • "El imbécil sobrevive. El genio se extingue".
  • Corolario de la primera ley: "Antes tontos que muertos".
  • Un Principio:" La evolución prefiere a un tonto vivo que a un genio muerto. A cambio de darnos la vida, la evolución nos pide el cerebro".
  • La segunda ley sobre el fin de la inteligencia de Aprile, es "El hombre moderno vive para volverse tonto",
  • la tercera "La inteligencia actúa en beneficio de la estupidez y contribuye a su expansión",
  • la cuarta "La imbecilidad solo puede aumentar"
  • la quinta "La unión no hace la fuerza sino la imbecilidad".

La inteligencia esta destinada a acabarse porque es una facultad provisional, completamente instrumental en la aventura de la especie y no siempre necesaria y por tanto obsoleta, argumentó el escritor. Aprile dijo que vivimos en un momento de ascenso de la estupidez, ser imbécil triunfa, es lo que conviene, vence porque es cómoda, la inteligencia crea problemas, preguntas, cuestiones.

El ascenso de la estupidez nos lleva a la comodidad y a la ferocidad, porque una característica de la estupidez es la violencia. "El estúpido cuando no tiene argumentos grita, a veces levanta las manos y si tiene poder destruye a todos los que hacen preguntas, el poder tiene miedo a la inteligencia", añadió.

Ya ven cómo se va poniendo el patio. Sea usted tonto, llegará lejos.


Más: http://www.eureka.runa.net/stupid4.htm

domingo, febrero 04, 2007


El joven rey Arturo fue sorprendido y apresado por el monarca del reino vecino mientras cazaba furtivamente en sus bosques. El rey pudo haberlo matado en el acto, pues tal era el castigo para quienes violaban las leyes de la propiedad, pero se conmovió ante la juventud y la simpatía de Arturo y le ofreció la libertad, siempre y cuando en el plazo de un año hallara la respuesta a una pregunta difícil.
La pregunta era: ¿Qué quiere realmente la mujer?

Semejante pregunta dejaría perplejo hasta al hombre más sabio y al joven Arturo le pareció imposible contestarla. Con todo, aquello era mejor que morir ahorcado, de modo que regresó a su reino y empezó a interrogar a la gente. A la princesa, a la reina, a las prostitutas, a los monjes, a los sabios y al bufón de la corte... en suma, a todos, pero nadie le pudo dar una respuesta convincente.
¡Eso sí! , todos le aconsejaron que consultara a la vieja bruja, pues solo ella sabría la respuesta. El precio sería alto, ya que la vieja bruja era famosa en todo el reino por el precio exorbitante que cobraba por sus servicios.
Llegó el último día del año convenido y Arturo no tuvo más remedio que consultar a la hechicera. Ella accedió a darle una respuesta satisfactoria, a condición de que primero aceptara el precio. Ella quería casarse con Gawain, el caballero más noble de la Mesa Redonda y el más íntimo amigo de Arturo.
El joven Arturo la miró horrorizado: era jorobada y feísima, tenía un solo diente, despedía un hedor que daba náuseas, hacía ruidos obscenos. Nunca se había topado con una criatura tan repugnante. Se acobardó ante la perspectiva de pedirle a su amigo de toda la vida que asumiera por él esa carga terrible. No obstante, al enterarse del pacto propuesto, Gawain afirmó que no era un sacrificio excesivo a cambio de la vida de su compañero y la preservación de la Mesa Redonda.
Se anunció la boda y la vieja bruja, con su sabiduría infernal, dijo: Lo que realmente quiere la mujer es "Ser la soberana de su propia vida".
Todos supieron al instante que la hechicera había dicho una gran verdad y que el joven rey Arturo estaría a salvo. Y así fue: al oír la respuesta, el monarca vecino le devolvió la libertad.
Pero menuda boda fue aquella... asistió la corte en pleno y nadie se sintió mas desgarrado entre el alivio y la angustia, que el propio Arturo. Gawain se mostró cortés, gentil y respetuoso. La vieja bruja hizo gala de sus peores modales, engulló la comida directamente del plato sin usar los cubiertos, emitió ruidos y olores espantosos.

Llegó la noche de bodas. Cuando Gawain, ya preparado para ir al lecho nupcial, aguardaba a que su esposa se reuniera con él... Ella apareció con el aspecto de la doncella más hermosa que un hombre desearía ver...Gawain quedó estupefacto y le preguntó qué había sucedido. La joven respondió que como había sido cortés con ella, la mitad del tiempo se presentaría con su aspecto horrible y la otra mitad con su aspecto atractivo.

¿Cuál prefería para el día y cuál para la noche?

¡Qué pregunta cruel...! Gawain se apresuro a hacer cálculos... ¿quería tener durante el día a una joven adorable para exhibirla ante sus amigos y por las noches en la privacidad de su alcoba a una bruja espantosa? ¿o prefería tener de día a una bruja y a una joven hermosa en los momentos íntimos de su vida conyugal...?

¿Usted qué hubiera preferido... qué hubiera elegido?

El noble Gawain replicó que la dejaría elegir por sí misma. Al oír esto, ella le anunció que sería una hermosa dama de día y de noche, porque él la había respetado y le había permitido ser dueña de su vida.