martes, junio 27, 2006

Pereza


A LA PEREZA

¡Qué dulce es una cama regalada!
¡Qué necio, el que madruga con la aurora,
aunque las musas digan que enamora
oír cantar un ave la alborada!

¡Oh, qué lindo en poltrona dilatada
reposar una hora, y otra hora!
Comer, holgar..., ¡Qué vida encantadora,
sin ser de nadie y sin pensar en nada!

¡Salve, oh Pereza! En tu macizo templo
ya, tendido a la larga, me acomodo.
De tus graves alumnos el ejemplo

me arrastra bostezando; y, de tal modo
tu estúpida modorra a entrarme empieza,
que no acabo el soneto... de per...

Manuel Bretón de los Herreros

lunes, junio 26, 2006



VUELVE:

Vuelve otra vez y tómame,

Amada sensación retorna y tómame-

Cuando la memoria del cuerpo se despierte

Y un antiguo deseo atraviese la sangre;

Cuando los labios y la piel recuerden,

Cuando las manos sienten que aún te tocan.

Vuelve otra vez y tómame en la noche,

Cuando los labios y la piel recuerden…

Kavafis



RECUERDA, CUERPO…


Recuerda cuerpo, no sólo cuánto fuiste amado,

no solamente en qué lechos estuviste,

sino también aquellos deseos de ti

que en otros ojos viste brillar

y temblaron en otras voces- y que humilló la suerte.

Ahora que todos ellos son cosa del pasado

casi parece como si hubieras satisfecho

aquellos deseos – cómo ardían,

recuerda, en los ojos que te contemplaban;

cómo temblaban por ti, en las voces, recuerda, cuerpo.


Kavafis

VENTANAS



En esas habitaciones oscuras donde vivo

pesados días, con qué anhelo contemplo a veces

las ventanas. – Cuándo se abrirá

una de ellas y qué ha de traerme-.

Pero esa ventana no se encuentra, o yo no sé

hallarla. Y quizás mejor sea así.

Quizás esa luz fuese para mí otra tortura.

Quién sabe cuántas cosas nuevas mostraría.

Kavafis

sábado, junio 17, 2006

Carta de Mozart


Por esta única vez te voy a escribir una carta inteligible. Encontrarás, no obstante, algunas bromas. Lo principal es saber que has recibido todas mis cartas; por lo tanto, ya no me inquieto.
¡Mi querida Sobrina! ¡Prima! ¡Hija! ¡Madre! ¡Hermana y Esposa! ¡Rayos y centellas! ¡Mil veces carajo! ¡Diablos! ¡Brujas y Brujos! ¡Batallones sin fin! ¡Elementos! ¡Aire! ¡Agua! ¡Tierra y fuego! ¡Europa! ¡Asia! ¡África o América! ¡Jesuitas! ¡Agustinos! ¡Benedictinos! ¡Capuchinos! ¡Franciscanos! ¡Dominicos! ¡Cartujos y Padres de la Santa Cruz! ¡Canónigos regulares e irregulares y bribones, piel de oso, alimento de perros, culos y huevos unos encima de otros! ¡Asnos! ¡Búfalos! ¡Cerdos! ¡Bufones! ¡Estúpidos cretinos! ¿Qué es esto?... ¿Un paquete y no hay retrato?
Ya estaba yo todo entusiasmado. Me creía seguro porque me habías escrito que iba a recibirlo pronto, pero muy pronto. ¿Acaso dudas de que yo pueda cumplir mi palabra? No lo creo, realmente. Ahora, te lo ruego, envíamelo lo antes posible; y espero que sea como lo he pedido. Y sobre todo a la manera francesa [“vestirse a la francesa” consiste para Mozart en pedir a su prima que muestre un poco más sus pechos y sus hombros].
¿Que si me gusta Mannheim? Todo lo que puede gustarme un lugar en el que no se encuentra mi prima. Perdona mi mala escritura, la pluma ya está vieja; desde hace casi veintidós años cago por el agujero que ya conoces y sin embargo todavía no se ha roto, a pesar de que he cagado muchísimo y he arrancado la caca con mis dientes…
Ahora tengo que terminar, así es, porque todavía no me visto y tenemos que ir a comer para ir después otra vez a cagar, así es.
Si sientes todavía amor por mí, como yo por ti, entonces nunca dejaremos de amarnos… Beso tus manos, tu cara, tus rodillas y tu… en fin, todo lo que me permitas besar. Soy con todo mi corazón.
Vuestro afectísimo Sobrino y Primo


Wolf Amadé Mozart.



Un ruiseñor preso en la red de un cazador

Cantó con más dulzura que nunca,

Como si la fugaz melodía

Pudiera volar y apartar la red.

Al anochecer el cazador cogió su presa

El ruiseñor jamás su libertad.

Todas las aves y todos los hombres tienen que morir,

Pero las canciones pueden vivir eternamente.


Los pilares de la tierra,
Ken Follet


viernes, junio 09, 2006


A MARÍA KEMPELFELDT


¿Quién eras, oh María, misteriosa María
la dueña de este libro que he encontrado al partir?
En la primera página, en alemán, decía
con letra temblorosa: "Te quiero hasta morir".

Dulce María Kempelfeldt, aquí, en este navío
que te llevaba lejos, ¿soñaste como yo?
¿tu corazón sangraba nostalgias, como el mío?
¿tampoco tu quimera de amor se realizó?

"Ich liebe dich, María..." ¿En qué brumoso puerto,
en qué tierra lejana dejaste el corazón
que gimió en estas páginas, en este libro abierto
y olvidado en un barco, su ensueño y su pasión?

"Ich liebe dich", María. Yo guardo el libro, y leo
el verso que ha veinte años escribió en alemán
un hombre que te amaba, y en mis ensueños veo
tu rostro rubio y triste...Y los barcos se van....


HÉCTOR P. BLOMBERG ( Argentina, 1890 - 1955 )

martes, junio 06, 2006


Solo (Nicanor Parra):

Poco

a

poco

me

fui

quedando

solo.

Imperceptiblemente:

poco a poco.

Triste es la situación

del que gozó de buena compañía

y la perdió por un motivo u otro.

No me quejo de nada: tuve todo

Pero

sin

darme cuenta,

como un árbol que pierde una a una sus hojas

Fuime

quedando

solo

poco a

poco.

viernes, junio 02, 2006



Veinte poemas de amor y una canción desesperada
XX (Puedo escribir los versos...)-Neruda


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche esta estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira entre el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos!

La besé tantas veces bajo el cielo infinito!

Ella me quiso, a veces yo también la quería!

Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos!

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Pensar que no la tengo.
Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.

Y el verso cae al alma como el pasto al rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.

La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo.
A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.

Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto! Pero cuánto la quise!

Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro.
Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro.
Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.

Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta, la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.