sábado, junio 17, 2006



Un ruiseñor preso en la red de un cazador

Cantó con más dulzura que nunca,

Como si la fugaz melodía

Pudiera volar y apartar la red.

Al anochecer el cazador cogió su presa

El ruiseñor jamás su libertad.

Todas las aves y todos los hombres tienen que morir,

Pero las canciones pueden vivir eternamente.


Los pilares de la tierra,
Ken Follet


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