martes, noviembre 18, 2008



Parecen mis penas

las olas del mar,

porque vienen más

cuando otras se van.



Sólo el silencio testigo

ha de ser de mi tormento

y aún no cabe lo que siento

en todo lo que no digo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No sólo el silencio, aquí me tienes para escucharte.