lunes, septiembre 07, 2009



El arma que te di pronto la usaste

para herirme a traición y sangre fría.

Hoy te reclamo el arma, otra vez mía,

y el corazón en el que la clavaste.


Si en tu poder y fuerza confiaste,

de ahora en adelante desconfía:

era mi amor el que te permitía

triunfar en la batalla en que triunfaste.


Aunque aún mane la sangre del costado

donde melló su filo tu imprudencia,

ya el tiempo terminó de tu reinado.


Hecho a los gestos de la violencia,

con tu mala costumbre ten cuidado:

tú solo no te hieras en mi ausencia.

A. Gala

1 comentario:

j dijo...

Temática distinta a la habitual. De todos los publicados creo que es el que más claro muestra los sentimientos del autor.