miércoles, febrero 14, 2007


Se han unido la hora, el piano, y tu cuerpo,

para hacerme morir de nostalgias fragantes...

¡qué me importa la vida, por cogerte una estrella

rodaría a un abismo de dolor y verdades!


¡Y has mustiado mi frente con la música triste

de la nieve y del luto del piano y tu carne...

con tus armas de seda, de perfume y de llanto,

te daría cien almas que pudieras quitarme!


...La sonata se extingue... Por la abierta ventana

entra un rosa encendido de caída la tarde,

y tus manos se abaten cual palomas heridas

y el piano parece que se tiñe de sangre...


J.R.Jiménez

2 comentarios:

Controlbyte dijo...

Ahora me estás contando
que no estás nostálgica.
Entonces dame otra palabra para esto,
tú, que tan buena eres con las palabras
y en dejar las cosas imprecisas,
porque necesito un poco de esa imprecisión,
ahora que todo me viene tan claro.
Sí, te amé, cariño mío,
y si lo que me ofreces no es nada más que diamantes y polvo
hace ya mucho que te lo pagué...

Erea dijo...

Mmmm... es bueno
;)

Saludines