No estás en ti, belleza innúmera,
que con tu fin me tientas, infinita,
a un sinfín de deleites!
Estás en mí, que te penetro
hasta el fondo, anhelando, cada instante,
traspasar los nadires más ocultos!
Estás en mí, que tengo
en mi pecho la aurora
y en mi espalda el poniente
-quemándome, trasparentándome
en una sola llama-; estás en mí, que te entro
en tu cuerpo mi alma
insaciable y eterna!
J. R. Jiménez
1 comentario:
Mmm ya vas directamente al sexo duro y explícito...
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